¿Somos las mujeres las eternas emprendedoras? ¿Cuándo pasamos a ser empresarias? ¿Emprendemos más las mujeres que los hombres? ¿Emprendemos igual? Reflexionemos el 8 de marzo.
Hoy es el Día de la Mujer trabajadora y desde hace casi dos años soy “trabajadora emprendedora”. La etiqueta “emprendedora” me acompaña desde entonces, pero desde hace unos meses me pregunto, ¿cuándo se pasa de emprendedora a empresaria? Pero no solo esto, ¿los hombres también son eternos emprendedores? No me malinterpretéis, me encanta la palabra emprendedora, creo que tiene gancho, glamour y no solo significa que tengo un negocio sino que estoy en pleno crecimiento y desarrollo profesional. Hace poco le oí a alguien la frase de “un emprendedor, emprende todos los días” y realmente me siento identificada con ella, porque en CoMsentido estamos en continua evolución y buscando nuevos servicios o ideas de negocio para ayudar a nuestros clientes.
Pero que sea emprendedora no deja de que sea empresaria, pero sin embargo parece que esa “etiqueta” me queda grande. Me quedaba. En junio contraté a la primera persona y entonces tuve que darme de alta como “empresaria” en la Seguridad Social y abrirme una cuenta de cotización, o algo así, lo lleva mi gestora. Ahí me di cuenta, mejor dicho, me hice la pregunta: ¿era ya empresaria?
Pero volvamos al principio, hace casi dos años “emprendí” y lo hice joven, a los 24 años (casi 25) y lo hice porque acabé en una empresa y decidí que prefería buscar clientes que trabajo. En casa me apoyaron pero sentían o me hacían sentir que creían que era un poco “hobby”. Vengo de familia de “autónomos” y todos tienen sus horarios, sus trabajos, sus empresas… pero yo era emprendedora y trabajaba con un ordenador desde casa. ¡Y podía viajar! Los primeros meses, que por cierto, no me iba nada mal, me empezaron a mandar ofertas de trabajo, me decían que por qué no me sacaba unas oposiciones… Y yo pensaba… ¿pero no ven que me estoy dejando todo el dinero haciendo merchandising? ¡Que yo quiero crecer y trabajar por mi cuenta! No quiero otro trabajo.
Y tengo la sensación de que no estoy sola con estos sentimientos ni sensaciones. Se me quedó grabado un comentario que me hizo mi compi de emprendimiento Sonia Baños: “Mi madre pedía que me saliese un trabajito hasta que un día le dije: mamá, no quiero un trabajito, ya tengo mi trabajo, ¡quiero clientes!” Y resulta curioso que, muchas mujeres emprendedoras, empiezan su aventura empresarial al ser madres, porque lo ven como la única solución a la conciliación familiar. ¿Debería ser este el motivo para emprender? ¿Creéis que los hombres emprenden por el mismo motivo? (Si eres hombre y estás leyendo esto, ¡te espero en los comentarios!)
Me encanta que cada vez seamos más emprendedoras, más empresarias y más trabajadoras que disfrutamos cada día de nuestro trabajo y con el que crecemos personal y profesionalmente. Lo que digo es que me parece que emprender no debería ser la única solución para poder seguir con nuestras ambiciones personales y profesionales, creo que más implicación y más medidas de conciliación en las empresas (y no me refiero a las certificaciones que se consiguen pagando) nos ayudaría a poder decidir realmente si queremos emprender o si emprender es nuestra única “salida”.
Por otro lado, hago un llamamiento a todas las que emprendimos, por el motivo que fuese, y que somos felices con nuestro trabajo y dando lo mejor de nosotras cada día, os animo a que luchemos y venzamos al síndrome del impostor; a que nos lo creamos y nos autodenominemos empresarias; a que hablemos de nuestros negocios, marcas y empresas, como lo que son: negocios, y no lo hagamos con miedo o con la boca pequeña; a que nos sigamos apoyando, ayudando a crecer y visibilicemos la sorodidad frente a la competitividad; a que no se nos olvide nuestro motivo por el que emprendimos porque nos ayudará a ser fieles a nuestros valores en nuestro camino; a que defendamos siempre nuestros derechos; y a que sigamos visibilizando nuestras profesiones, nuestras carreras, nuestros negocios y nuestros para qués.
Hoy es 8 de marzo, Día de la Mujer trabajadora, y me siento feliz de tener mi propio negocio, de dar trabajo a otras mujeres, de no olvidarme nunca de mis valores, de darlo todo día a día en CoMsentido, de ser feliz trabajando y, de ayudar a otras mujeres a dar visibilidad a sus negocios.
Y para acabar, ¿por qué emprendieron algunas de las mujeres que me rodean? ¿Y por qué emprendiste tú? Espero leerte en los comentarios.
“¿Porque he decidido ser empresaria? Seguramente han contribuido en mi decisión la explotación a los creativos en el sector de la publicidad. También echaba de menos el contacto con el cliente, al final dentro de una agencias las dinámicas se parecen más a una cadena de montaje. He decidido ser emprendedora para tener libertad, contacto humano e independencia, y no podría ser más feliz.” Cat Mancuso de 404 Cat Found.
“Emprendí porque ser madre y trabajadora no me permitía conciliar.” Goiuri Ochoa, Mary Pymes.
“Emprendí porque quería dedicarme a aquello que me apasiona siendo mi propia jefa. Te aseguro que, emprender con más de 45 tiene su punto.” Asun Carballo, Tejiendo Redes Sociales.
“Siempre quise emprender porque en el trabajo por cuenta ajena me sentía desaprovechada (pero no me decidía), al convertirme en madre pasé a ser invisible y fue mi oportunidad para dar el salto.” Yolanda Pazos, Comunicación para la venta.
“Empecé mi propio proyecto y sigo luchando por ello para, que algún día, mis hijas se den cuenta de que una mujer puede tenerlo todo en esta vida. No tiene que renunciar ni a su vida personal ni a su carrera profesional. Que ambas son compatibles con esfuerzo, constancia y pasión por lo que hacemos.” Lorna Charlton, Speaking of Wine.
“Emprendí porque estaba hasta las narices de que mi vida dependiese de las decisiones de los demás”. Sonia Baños, Social Media Soul.